Rebollones, setas de cardo, boletos, senderuelas, colmenillas… la riqueza de los montes de Aragón como productores de setas es tremenda, con 2.485 especies catalogadas y más de 2,2 millones de hectáreas con hábitats propicios para los hongos silvestres. Y, aunque el terreno permite disfrutar del placer de recolectar estas delicias de la tierra durante todo el año, estos días ya ha comenzado la temporada de otoño, posiblemente la más popular entre los aficionados.
Por el momento, el Pirineo y algunas zonas de Teruel, como la sierra de Albarracín y el Maestrazgo, muestran unas condiciones propicias para coger la cesta y la navaja así pasar un buen día entre la naturaleza. No obstante, la variabilidad del clima pone sobre la mesa qué áreas se encuentran en un estado óptimo y es conveniente estar al tanto de lo que dicta el tiempo para emprender la aventura.
De hecho, tanto el Pirineo como Albarracín y el Maestrazgo son algunas de las zonas ‘clásicas’ para el amante de los hongos en Aragón, pero no las únicas. El Sistema Ibérico y las Cinco Villas, por ejemplo, también resultan espacios ricos en este recurso y es el cielo y el estado del monte el que dicta cómo se encuentra cada caso.
“Si te sabes mover, puedes estar todo el año recogiendo setas”, destaca el investigador del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) Fernando Martínez Peña. Este experto afirma que en Aragón “hay mucha diversidad”, incluidas las especies fundamentales desde el punto de vista comercial.